No hay tiempo que perder, le susurra el relojero dando cuerda suavemente a su mujer, que últimamente vive con unos segundos de retraso. Si sale niño, piensan llamarlo Casio.
En buena hora.
El intruso.
Me hace entrar en mi nuevo hogar cogiéndome de la mano. La casa es muy grande, con paredes de colores de las que cuelgan cuadros bonitos.
En la cocina está mi nueva madre,
que me abraza tan fuerte que me hace un poco de daño. Luego me coloca el pelo
con su mano y me pide que le llame “mamá”.
Me acompañan a mi habitación, y me
piden que tenga paciencia con ellos, que han pasado una mala racha, pero con mi
ayuda, todo irá bien.
Y yo quiero creerles, pero me da
miedo ese niño que me mira fijamente desde el otro lado de la habitación.
Imagen
de SuperHerftigGeneral en Pixabay
Micro relato enviado al concurso "Relatos En Cadena", de la SER. Frase de inicio: "Me hace entrar en mi nuevo hogar".
Horas extramatrimoniales,
—Ya estoy en casa —comenta un poco apurada al entrar.
En la cocina, que parece haber sufrido
el paso de un huracán, varias moscas revolotean sobre los platos sucios, que se
han hecho fuertes en el fregadero.
Los niños, sin duchar y con el
pijama del revés, apuran los últimos envites de una encarnizada guerra de
almohadas, mientras su marido resopla en do sostenido en el sofá del salón con
el sonido del futbol de fondo.
El suspiro queda ahogado por el
sonido del móvil. Comprueba el mensaje y se excita pensando que mañana también
tendrá que hacer horas extras con su nueva jefa.