Micro finalista semanal del concurso Relatos en Cadena de la cadena Ser. 27-09-2012.
Mas difícil todavía.
- Hasta chocarse con una pila de maderos todo iba bien, pero
con el golpe la pelota salió por un lado, él por otro y todo se vino abajo.
- ¿Ha declarado algo más?
- Solo que creía que esta vez lo iba a conseguir; en fin,
esta gente lleva lo de “el más difícil todavía” a unos extremos increíbles.
- ¿Daños?
- El elefante presenta esguince de trompa en grado 2. Daños
materiales; todos.
- ¿Y el dueño de la cacharrería?
- Pues aun sigue en shock y repitiendo aquello de “el espectáculo
debe continuar”
Texto publicado en el numero 2 de la revista cultural "La conserva". Editorial Letras Cascabeleras. (20-04-2013)
El sabor de un instante.
Un instante
no suele ser mucho, aunque casi siempre es suficiente.
Basta que me
dediques una sonrisa durante un instante para que consigas la mía; y solo ese
instante mirándote a los ojos es el que yo necesito para saber que puedo
confiar en ti.
En cualquier
sitio y en cualquier instante hay una vida abriéndose camino, un
amanecer solapando una puesta de sol, una risa escondiendo una lágrima, una
mirada atraída por un suspiro y una palabra rompiendo el silencio.
Es el mismo
instante en el que yo escribo y tú sueñas, él se ilusiona, vosotros me leéis y
ellos se abrazan.
La vida pasa
demasiado rápido como para no pensar en saborearla, aunque solo sea un
instante.
Relato "mencionado" en el mes de Abril en el concurso de micro relatos del blog "Esta noche te cuento" (26-04-2013)
Capitulación.
La acompañó al ascensor caminando
un paso por detrás de ella, como de costumbre; inhalando parte del perfume que
a su paso inundaba el vestíbulo con un olor afrutado con matices de vainilla.
Justo antes de llegar a la puerta
se adelantó con la habitual agilidad y la abrió con su mano derecha,
acompañando con la izquierda los pasos de su mujer.
Para cuando ella pudo percatarse
de que no había suelo bajo sus pies, la inercia de su movimiento ya la había
condenado, y caía con la rapidez que le concedía la caprichosa gravedad.
El cerró la puerta sin interés
alguno por el desenlace, que tiempo atrás no hubiera sido propio de un hombre
de sus cultivados principios. El tiempo y su mujer, después de una larga y dura
lucha, le habían convencido de que los principios son como esa hoja caduca que
va y viene al son del viento que la mece, y de que ya no existen caballeros;
porque el último que conoció yace con su mujer en el fondo de aquel foso.
Relato finalista semanal en la temporada 2019 - 2020 del concurso "Relatos en Cadena". 10-09-2019.
Flecos de última hora.
Si
dijera que sentí dolor mentiría. Nuestro amor había quedado diluido hace tiempo
entre las rutinas del día a día, y salvo algún conato salvaje por animarla,
nuestra relación era un trasto viejo que no sabíamos dónde guardar.
Aun
así, algo quedaba; y la negociación se desarrolló de forma cordial. La zona
centro y el Rolls serían míos, y él se quedaría con la mansión y los locales de
la costa.
Las únicas
dudas surgieron cuando tocó decidir quién se quedaba con la modelo rusa que
estaba encerrada en el sótano, y que hacíamos con su novio, cuyo cadáver aun dormía
en el maletero de Hummer.
Relato finalista semanal en la temporada 2023-2024 del concurso "Relatos en Cadena". 25-09-2023.
Ajuste temporal necesario.
Se apresuraron con el martillo
y los clavos, asegurando la estanqueidad del casco ante lo que estaba por
llegar. Después verificaron la estabilidad del timón y comprobaron que hubiera
comida suficiente para todos los animales.
La lluvia caía con fuerza, y el
tiempo apremiaba, pero antes de irse mantuvieron una acalorada discusión sobre
la inutilidad de los principios morales en según qué caso, que acabó con el
lanzamiento de una moneda al aire. Una vez consultado el resultado, y después
de una nueva discusión, eliminaron a las cucarachas del listado de seres vivos
a salvar por parte de Noé, y regresaron al futuro en la máquina del tiempo.
Relato finalista semanal en la temporada 2023-2024 del concurso "Relatos en Cadena". 15-04-2024.
Metamorfosis literaria.
Me preguntaba en qué momento se había complicado tanto ser poeta. Fue poco después de instalarme en un apartamento del centro, cuando la armonía y el estudio de los detalles que solían acompañarme se esfumaron, y a cambio empecé a convivir con el ruido incesante, los atascos y las discusiones con personas que directamente hablaban por hablar. Intenté en vano adaptar mis versos al contexto actual, pero tras una discusión acalorada sobre hábitos higiénicos con un hombre y su perro, decidí darle una vuelta de tuerca a mis letras. Al día siguiente compré una pistola, esperé pacientemente al tipo del perro, y me pasé a la novela negra.
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