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http://estanochetecuento.blogspot.com.es/2013/09/sep110-un-ano-despues-de-alfonso.html
Gloria
sigue regalándome una margarita cuando paso por la puerta de su tienda buscando
el abrigo de aromas primaverales. No ha perdido su encanto; como el barrio, o como
el perro de Antonio, que aun me recuerda y sale corriendo a mi encuentro
buscando esas caricias perdidas.
Al pasar
por el parque veo a los niños, ahora más mayores, que juegan efervescentes
mientras sus madres me observan desde su corrillo. Nunca supieron disimular.
Abro
la puerta del portal y subo con movimientos tórpidos por esas escaleras
cómplices de todos mis recuerdos.
Al
llegar a casa toco el timbre y retrocedo tres pasos. Los nervios siguen ahí;
nunca se han ido.
Se abre
la puerta. Es él, ¿quién si no?
Aun
después de un año reconozco su cara y esa tibia sonrisa que nada mas verme se
apaga; será que ha visto la pistola, será por el primer tiro, por el segundo,
el tercero.
De
fondo oigo los gritos de los vecinos. Antes también los oía, pero ahora, un año
después, no todo es igual.