Mientras
chirrían tus arrugadas costuras de bronce los habitantes de la vieja mansión
discuten acaloradamente alrededor de la mesa del gran salón que presides.
El
inspector trata inútilmente de calmar los ánimos entre los asistentes a la reunión
familiar y continuar con sus pesquisas. Las preguntas se suceden, pero nadie suele
reparar en ti, aun siendo testigo inmaterial de cada instante vivido en la casa,
de cada susurro, de cada paso.
La
investigación prosigue sin rumbo fijo, y en un instante, el inspector parece
fijarse en ti, cuando después un gong sostenido, marcas las seis y media sobre
el mayordomo.
Micro relato enviado al concurso "Relatos en Cadena", de la SEER. Frase de inicio: "Mientras chirrian tus arrugadas costuras de bronce"...