La leyenda del dragón troleado


Acercándose un poquito más al borde del barranco donde se esconde el dragón, el sensor de movimientos percibirá la presencia del candidato, y ordenador emitirá una captura de rugido estándar, procesando a continuación todos los datos disponibles.

Siguiendo el algoritmo predominante, la hombría del candidato habrá pasado del nivel medio alto al medio bajo en pocos segundos, y su consideración con respecto a la belleza de la princesa pasará del estatus “sin parangón” al escalón “normalita”.

A continuación el ordenador emitirá el diagnostico “no intervenir”, y el dragón seguirá con su partida de fornite, mientras en twitter gana fuerza el hastag “entradito en carnes”.


Micro relato presentado al concurso "relatos en cadena" de la SER. Frase de inicio: "Acercándose un poquito más al borde del barranco donde se esconde..."


Cáceres, ciudad de leyenda


Hace poco tuve la oportunidad de correr, por primera vez, la carrera nocturna “intramuros”, que se celebra de noche por el casco antiguo de Cáceres. Tras el fervor inicial, generado por el ambiente reinante antes del comienzo de la prueba, con cerca de 500 corredores inscritos, la adrenalina poco a poco fue disipándose bajo la cadencia de las zancadas, y en el tránsito por las calles milenarias me vino a la cabeza uno de los últimos clásicos que había llegado a mis manos: “las ciudades invisibles”, de Ítalo Calvino. El libro incluye una serie de descripciones que Marco Polo hace al emperador de los tártaros, Kublai Jan, sobre las ciudades de leyenda que ha ido visitando a lo largo de sus viajes, con la particularidad de que todas tienen nombre de mujer, y que en ningún momento el gran Jan acierta a saber si son ciudades reales o ensoñaciones del viajero. 



Subiendo por la Calle Adarve, camino de la judería, pisando ya calzada de canto rodado, y tras pasar por el Arco de la Estrella, considerada la puerta de acceso al casco antiguo, imaginaba que una de esas ciudades legendarias bien podía ser Cáceres, y en mis pensamientos veía a Marco Polo descansando en la concatedral de Santa María, con la mirada perdida entre las bóvedas de crucería y las vidrieras de colores tras su paseo, vivido o soñado, por la antigua Norba Caesarina. 



Se me fueron un par de kilómetros más pensando en que nombre hubiera puesto Marco Polo a nuestra ciudad a su vuelta a tierras persas. Quizá fuera Berenice, la ciudad de los justos, en honor a sus gentes, o tal vez Fílides, la ciudad de las prendas, por la belleza de sus blasones. 

Mas tarde, ya enfilando la calle Caleros desde la plaza de Santiago, llegué a la conclusión de que Marco Polo habría dado a Cáceres el nombre de Valdrada, que, según su descripción, es una ciudad que conserva en sí misma la de verdad y su reflejo. 


Y es que la descripción que el legendario viajero le hizo al emperador de los tártaros no dista mucho de una ciudad que conserva intacto su legado dentro de la muralla; patrimonio de la humanidad, y cuyo reflejo orgulloso se extiende alrededor de ella, con la plaza Mayor como nexo de unión entre el antes y el ahora. 

Poco después todos los participantes terminábamos el recorrido cruzando la meta, ya fuera del casco antiguo, pero con el reflejo, aun intacto, de todo lo acontecido en el interior de esa ciudad de leyenda.

Inciso.

-¿Me oyes?  –dice cogiéndome de la mano.

Me besa y vuelve a contarme su sueño. Lo poco que queda para la boda, sus nervios, la ilusión por ese viaje que siempre ha querido hacer, y lo poco que queda para que vivamos en esa casa que parecía que nunca iban a acabar de construir. Me vuelve a decir los nombres de los hijos que quiere tener, y lo felices que vamos a ser juntos.

Me abraza de nuevo y me dejo llevar por ella. Hoy toca ser feliz. Lo de mi visita al médico y ese tumor sin solución, puede esperar.


Micro relato presentado al concurso "relatos en cadena" de la SER. Frase de inicio: ¿Me oyes?

Dos micro relatos para REC

Cuenta la leyenda. 

El baúl de los juguetes está cada vez más vacío.

Ella lo sabe, porque te siente todas las noches, y cuando no quede ninguno aguardará paciente junto al cofre con los ojos cerrados para intentar verte.

No podrás abrazarla, ni siquiera tocarla; aunque si tienes suerte, y consigues llegar a tocar su corazón, que murió en vida el día de tu marcha, la leyenda dice que estaréis juntos para siempre.



Medidas desesperadas. 

-El baúl de los juguetes está cada vez mas vacío, y en unos días ya no tendremos con que distraerlos; y eso será un problema, porque yo ya soy mayor para llevarlos a caballito, y con tu artrosis no parece que lo de jugar al escondite sea la solución. Además ya se cansan de escuchar las historias que les cuento, y cuando se acaban las magdalenas se quedan mirándose entre ellos con ganas de irse.

̶Aurelio, lo sabes de sobra: a situaciones desesperadas….

̶ María, no; por favor...

̶ Aurelio  ̶ ordenó sacando una varita y señalando un viejo sombrero de copa̶   Es por los niños.