Extremeños por España. Valencia y su ciudad de las Artes y las Ciencias


En esta entrada de “extremeños por España”, quiero hablaros de nuestro viaje a Valencia, a su Ciudad de las Artes y las Ciencias, de su playa de la Malvarrosa y su hermoso casco histórico. 

Para un cacereño, acostumbrado a viajar preferentemente en coche, ―creo que es conocida a nivel nacional la problemática de nuestra red ferroviaria―, planificar un viaje a Valencia supone una tirada de 648 kilómetros atravesando España de Oeste a Este. De hecho, las costas más conocidas por los extremeños suelen ser las del litoral atlántico, en Huelva y Portugal, pero conocidas estas, y con la paciencia adecuada, la posibilidad de ampliar rutas se hace camino.

Ancha es Castilla.

Que las provincias de Cáceres y Badajoz son las más extensas de España, es algo constatado por la mayoría de los extremeños. Lo del dicho “ancha es Castilla”, es algo que nos ha quedado claro en este viaje, ya que desde nuestro paso junto al municipio de “El Gordo”, entrando en la provincia de Toledo, hasta nuestra llegada a la provincia de Valencia, en concreto en el viaducto del Embalse, junto al túnel del “Rabo de la Sartén” situado en el término municipal de Villagordo del Cabriel, recorrimos 397 kilómetros.

Llegada a Valencia.

Tras dejar atrás los extensos campos de Castilla, llegamos a la ciudad de Valencia. Nuestro alojamiento estaba situado, estratégicamente elegido, junto a la Ciudad de las Artes y las Ciencias, en concreto en la larguísima Avenida de Francia.

Avenida de Francia.

El hotel Valencia Center es un hotel de 11 plantas muy bien situado junto a la ciudad de las artes y las ciencias de Valencia. Frente a este hotel se sitúa una parada de autobús que comunica, en su línea 19, con el centro de la ciudad y con la playa de la Malvarrosa.

Hotel Valencia Center. 

En los alrededores del hotel hay numerosos restaurantes, además de un centro comercial llamado Aqua. Dentro de la numerosa oferta, una vez llegados al hotel, decidimos comer en un restaurante tailandés llamado Little Thai.


Little Thai es un local que fusiona la comida tailandesa con otros ingredientes. Al parecer, la comida tailandesa suele ser bastante equilibrada, al combinar todos los ingredientes en su proporción adecuada y justa.

Nuestra experiencia resulto muy satisfactoria, ya que disfrutamos de platos ligeros y muy bien cocinados a un precio excelente. Un sitio totalmente recomendable.

Ya por la tarde, nos desplazamos en autobús hasta la plaza de la armada española, cerca de la playa de la Malvarrosa.

La playa de la Malvarrosa es la playa urbana más frecuentada de Valencia. Cuenta con una longitud de 1800 metros, y una anchura considerable con respecto a otras playas, 60 metros.

Caminando por su paseo marítimo nos cruzamos con decenas de runners y mucha gente caminando, contemplamos varios partidos de vóley playa, ya que la Malvarrosa está salpicada con numerosas pistas junto al paseo, y pudimos ver numerosos restaurantes, cafeterías, puestos de venta de artesanía e incluso una bonita taberna con la fachada de madera y carteles publicitarios de principio del siglo pasado.

Cervecería San Patricio. Playa de la Malvarrosa. 

Está muy bien comunicada por autobús, metro y tranvía, y presenta el ambiente cotidiano y bullicioso de cualquier playa en una ciudad cosmopolita como Valencia.

El agua es templada, y la costa sensiblemente plana, con la particularidad de que debes alejarte considerablemente de la misma para que el agua pueda cubrirte hasta una altura aceptable. Este es un aspecto que no se da en las costas atlánticas, cuyo desnivel es sensiblemente mayor.

La ciudad de las Artes y Las Ciencias.

El segundo día de nuestras vacaciones transcurrió en el recinto de la ciudad de las Artes y Las Ciencias de Valencia.

Fachada lateral del Museo de las Ciencias. 

El complejo de la Ciudad de las Artes y las Ciencias fue diseñado por los arquitectos Santiago Calatrava y Feliz Candela. Se compone del Museo de las Ciencias, el Palacio de las Artes, el Hemisferic, el puente de l'Assut de l'Or, el Agora. y L’Umbracle

La obra de estos arquitectos resulta impresionante tanto a primera vista como desde la distancia. La altura de los monumentos, las formas, los acabados. Cada edificio es una obra de arte en sí. Probablemente porque así fueron concebidos, en honor y recuerdo de sus creadores, y de todos los valencianos.

En su debe, a mi juicio, queda esa falta de funcionalidad que tienen algunos edificios actuales, y más con fachada de vidrio, en donde una óptima climatización resulta, sobre todos en los casos en los que no se dispone de falso techo donde alojar convenientemente las instalaciones, bastante complicada. 

El día se nos fue en el interior del museo de las artes y el Hemisferic.

El Museo de las Ciencias Príncipe Felipe, ―este es el nombre oficial―, es un edificio de cuatro plantas, con fachadas de vidrio y lamas metálicas, y una superficie de 26000 m2 que se reparten entre exposiciones temporales y permanentes. En el momento de nuestra visita, la exposición temporal dedicada a las películas de Harry Potter se situaba en la planta baja del edificio, junto a las tiendas y restaurantes.

Exposicion de Harry Potter en Museo de las Ciencias. 

La mañana se nos fue en esa exposición, haciendo las delicias de nuestra hija, y tras la pausa de la comida, asistimos a la representación en tres dimensiones de la película “Caminando entre dinosaurios”, en el Hemisferic.

El Hemisferic es el primer edificio que se abrió al público en la ciudad de las artes y las ciencias, allá por el año 1998. Presenta una forma similar a un ojo, y en su interior alberga una gran sala con una pantalla cóncava de 900 m² y 24,4 m de diámetro.

Hemisferic. Fachada posterior. 

Aunque echamos en falta algo más de espacio para poder estirar las piernas, los asientos eran bastante cómodos, y la película documental, con el aliciente de los efectos en tres dimensiones, muy entretenida.

Ya por la tarde, disfrutamos en la planta tercera de las exposiciones interactivas del bosque de cromosomas, gravedad cero y la conquista de Marte.

El Oceanografic.

Cruzando el l'Assut de l'Or, junto al Ágora, se encuentra el recinto del Oceanografic de Valencia.

Este recinto tiene una superficie aproximada de 100000 m2, y está catalogado como el mayor acuario de Europa, representándose en el gran parte de los ecosistemas marinos del planeta.

El Oceanogràfic de la Ciudad de las Artes y las Ciencias es el mayor acuario de Europa, y en él se representan los principales ecosistemas marinos del planeta. Cada uno de los quince recintos interiores se identifica con los siguientes ambientes acuáticos: Mediterráneo, Humedales, Mares Templados y Tropicales, Océanos, Antártico, Ártico, Islas y Mar Rojo.

Acuario interior del Oceanografic. 

El recinto más grande es el Delfinario, con 24 millones de litros de agua y una profundidad de 10,5 metros. Este recinto dispone de un graderío para el público, con varias exhibiciones diarias.

En relación al Oceanografic, debo reconocer que hace dos años estuvimos en Lisboa, visitando, entre otros Lugares, el Oceanario de Lisboa, catalogado como el mejor del mundo. 

El Oceanografic lo intenta, pero no es igual, y eso se nota. En el de Valencia hay cientos de especies marinas, cierto, y seguramente en volumen sea el mayor acuario de Europa, pero el Oceanario de Lisboa está más dotado, quizá mejor organizado, y el precio de las entradas es más económico.

Aun así, es una visita recomendable para disfrutar de unas tres horas con niños.

El centro de Valencia.

Otro de los reclamos de la ciudad de Valencia es su casco histórico.

El centro de Valencia es un hervidero de turistas de distintas nacionalidades entremezclados con el gentío propio de la ciudad.

El autobús de la línea 19 cubre la línea entre la playa de la Malvarrosa y la plaza del ayuntamiento, junto al casco histórico. Nuestra parada la hicimos muy cerca de allí, en concreto en la parada de la plaza de toros, justo al lado de uno de esos reclamos comerciales que poco a poco van ganando minutos al conjunto de tesoros monumentales que una ciudad como Valencia posee.

Avenida de Xátiva.

Después de saldar las obligaciones comerciales, subimos por la Avenida del Marques de Sotelo hacia la Plaza del ayuntamiento, centro neurálgico del turismo en Valencia. En esta plaza confluyen gran parte de las líneas de autobús de la ciudad. Allí está el ayuntamiento, con su oficina de turismo al lado, y gran cantidad de bares y restaurantes.

Plaza del Ayuntamiento. 

Desde la plaza, enfilando la Avenida María Cristina, llegamos a la Plaza del Mercado, para visitar el edificio del Mercado Central de Valencia, un edificio de estilo modernista repleto de puestos de carne, fruta, bebidas, cereales, etc.

Fachada del edificio del Mercado Central. 

El mercado central es una gran nave formada por numerosos pórticos metálicos con roblones, una preciosa cúpula central, y numerosas calles donde se ubican más de 900 puestos de venta de alimentos.

Estructura interior del Mercado Central. 

En los alrededores de la plaza se ubican numerosos bares y restaurantes.

Tras visitar el Mercado Central, volviendo por la Avenida María Cristina y tomando el paseo de San Vicente Mártir, llegamos a la Plaza de la Reina, donde se encuentra la Catedral de Valencia, con su miguelete, y la iglesia y torre de Santa Catalina.

Plaza de la Reina. Fachada principal de la Catedral. 

El origen de la catedral de Valencia se remonta al siglo XIII, estando presente en dicho monumento la mezcla de estilos, del románico hasta el barroco.

En una de sus capillas, según la información facilitada por la oficina de turismo, se custodia el santo cáliz que empleo Jesús en la última cena. Curiosamente, y también según informaciones de la oficina de turismo, en el museo de la catedral se guardan otras reliquias de la iglesia católica como “cabellos de la Virgen”, o la camisita del niño Jesús.

Teniendo en cuenta que el sudario de Jesús se encuentra en la Cámara Santa de la Catedral de Oviedo, y que además hay restos de clavos y madera de la mismísima Cruz de Cristo, hay que reconocer que el día en el que se repartieron todas esas reliquias, la iglesia española resulto especialmente agraciada.  

El Miguelete de la Catedral de Valencia es una torre campanario visitable, de estilo gótico valenciano. Tiene unos 50,5 metros de altura, que, en escalones, supone una subida de 207 pasos.

Plaza de la Reina. Catedral de Valencia con su "Miguelete"

Junto a la Catedral, en la Plaza de la Reina, puede cumplirse uno de los trámites obligados para todo visitante en Valencia, que no es otro que probar la paella valenciana.

También es visitable la torre de la iglesia de Santa Catalina, de estilo gótico valenciano, con 56,12 metros de altura y 128 peldaños.

Torre de la Iglesia de Santa Catalina. 

Y muy cerca de la Plaza de la Reina, en concreto en la plaza de Lope de Vega, se puede ver el edificio con la fachada más corta de España, la Tasquita "La estrecha", con 1,06 metros de anchura.

Plaza de Lope de Vega. Fachada mas estrecha. 

Y aun nos quedaron cosas por ver en Valencia, pero eso ya será en otra ocasión…





 

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