Cuando encienda el volcán, porque querrá verlo funcionar antes de romperlo, Antoñito se llevará una desagradable sorpresa al inhalar el sulfuro de hidrógeno que saldrá del cráter.
Pese a no tener consigo al resto de clan, convenientemente citados al despacho del director, intentará reaccionar de forma agresiva, como siempre, pero sus movimientos quedarán ralentizados por el contacto con la resina epoxídica mezclada con plumas que saldrá después.
Será entonces cuando conseguiremos la evidencia gráfica de que el abusón de la clase es en realidad un gallina. El plan es infalible, con el único inconveniente de que al día siguiente habría que mudarse de ciudad.
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