365. Esguince de tobillo en grado 3.

Estando en juego el papel de protagonista, Marta sabía que cualquier detalle podía decantar la decisión final del director, y por ello buscaba siempre la perfección en cada uno de sus ensayos, pues a su juicio esa era la mejor herramienta, junto con la capacidad de observar y aprender del entorno, para disputarle el puesto a cualquiera.


En la última prueba del proceso de selección en el que participaba debía interpretar una canción mientras descendía bailando por una amplia escalera con peldaños de mármol, flanqueada por balaustradas de forja y barandales de madera.

La rival con la que iba a jugarse el puesto, una vieja conocida, comenzó su número bajo la atenta mirada de Marta.

Los primeros pasos se ciñeron a lo esperado, con tres giros y dos saltos perfectos. En la mitad del número, su contrincante se gustaba interpretando eficazmente el estribillo, y ya en el tramo final, sin fallos, y viéndose con el contrato firmado, pisaba con fuerza para coger impulso en el último escalón, justo donde Marta había dejado, en su ensayo anterior, y con absoluta discreción, tres gotas de aceite lubricante, las suficientes para garantizarse el puesto, y avanzar un paso más en su carrera.


Microrrelato enviado al blog de "Esta Noche Te Cuento" (ENTC). Tema: Escaleras. 
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Relato nº 365 desde el origen del blog. 


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