Un eco lejano de clarines y trompetas pone en aviso a todos los del pueblo, y al poco tiempo todos se reúnen en la plaza, formando un círculo y mostrando las monedas en sus manos.
No es la primera vez que viene, y en cuanto le ven acercarse, cierran sus ojos, notando al instante como desaparece el dinero de sus manos, para después obrarse el milagro. Los olvidados vuelven a ser, los que faltaban vuelven a estar, y los que fueron queridos vuelven al calor del abrazo durante un día en el que cualquier recuerdo puede cobrar vida.
No es la primera vez que viene, y en cuanto le ven acercarse, cierran sus ojos, notando al instante como desaparece el dinero de sus manos, para después obrarse el milagro. Los olvidados vuelven a ser, los que faltaban vuelven a estar, y los que fueron queridos vuelven al calor del abrazo durante un día en el que cualquier recuerdo puede cobrar vida.
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