La larga cola de novicias que se estaba formando junto a la iglesia aguardaba expectante el comienzo de la ceremonia. Tras un periodo de formación, estudiando teología, filosofía clásica y latín, entre otras materias, y tres años de votos temporales, las futuras hermanas llegaban dispuestas a renovar de por vida el compromiso con Dios.
En la cara de Adela se reflejaba la emoción del momento. Es cierto que su llegada al seminario había causado cierto recelo, y que nunca llegó a ser una alumna aplicada, pero su fe, y todas las noches que pasó rezando en la celda junto con el Padre Andrés, obraron el milagro.
Bueno, hay rezos y rezos!!
ResponderEliminarBesicos muchos.
Realmente hay algo más que rezos, Nani.
EliminarSaludos.