Hasta que la quisieran como se quiere a una madre decidió poner distancia y forzar un futuro reencuentro bajo sus condiciones, sabiendo que en cuanto la echaran en falta, sus hijos activarían el plan de búsqueda.
En la planificación de su huida descartó
inicialmente quedarse en cualquier sitio cercano ni previsible. Por nada del
mundo quería ponérselo fácil.
Dentro de las posibles opciones
aparecieron una aldea al norte de Mongolia, la más pequeña de las Islas
Molucas, o incluso un remoto poblado en Nueva Guinea.
No acababa de decidirse, hasta
que ojeó el titular de la prensa del día. Entonces una sonrisa malévola se
dibujó en su cara.
Microrrelato enviado al concurso de "Relatos En Cadena" de la SER. Frase de inicio: "Hasta que la quisieran como se quiere a una madre"
Relato nº 327 desde el inicio del blog.
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