316. El síndrome de la prosa impaciente.

Nada más cerrar el libro notó la cubierta agrietada y el título difuminado, observando con asombro como se filtraban entre las páginas cientos de letras suicidas, que caían en cascada al suelo.

El analista de letras marchitas consultado encontró personajes desdibujados entre líneas, tramas prometedoras que luego no alcanzaban profundidad, y capítulos salpicados de palabras sin rumbo, incapaces de encontrar un buen final, diagnosticando a la obra con el síndrome de la prosa impaciente.

Entonces el autor, siguiendo sus consejos, aplicó cuidadosamente una terapia correctiva en fondo y forma, reanimando personajes, armonizando tramas y dando brillo a una obra, ahora sí, digna del mejor lector. 


Microrrelato enviado al concurso "Relatos En Cadena", de la SER. Frase de inicio: "Nada mas cerrar el libro".
Relato nº 316 desde el inicio del blog. 


1 comentario:

  1. Qué bonita apuesta, Alfonso. Pronto te quedas en la ventana.
    Muchas gracias por tus ánimos.
    Besicos muchos.

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