315. En el filo de la censura.

Nada más cerrar el libro, se tomó un instante para mirar por la ventana.

La ciudad era un hervidero de soldados afines al Tercer Reich, que después de asaltar la universidad y las bibliotecas, cargaban con las obras incautadas hacia la plaza, donde ya ardían miles de manuscritos.

Cuando nadie miraba, el suboficial aprovechó para esconder el libro, y después ordenó a sus soldados que abandonaran la casa.

La sombra de la traición planeaba sobre él cuándo lo devolvió a su autor, junto con documentos e instrucciones precisas para salir del país. A cambio, su antiguo profesor le prometió que nunca dejaría de escribir.

Microrrelato enviado al concurso "Relatos En Cadena", de la SER. Frase de inicio: "Nada mas cerrar el libro". 
Relato nº 315 desde el inicio del blog.  

 

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