Nada más cerrar el libro, se tomó un instante para mirar por la ventana.
La ciudad era un hervidero de
soldados afines al Tercer Reich, que después de asaltar la universidad y las
bibliotecas, cargaban con las obras incautadas hacia la plaza, donde ya ardían
miles de manuscritos.
Cuando nadie miraba, el
suboficial aprovechó para esconder el libro, y después ordenó a sus soldados
que abandonaran la casa.
La sombra de la traición planeaba
sobre él cuándo lo devolvió a su autor, junto con documentos e instrucciones
precisas para salir del país. A cambio, su antiguo profesor le prometió que
nunca dejaría de escribir.
Microrrelato enviado al concurso "Relatos En Cadena", de la SER. Frase de inicio: "Nada mas cerrar el libro".
Relato nº 315 desde el inicio del blog.
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