A propósito de Putín...

En nuestras ocupadas vidas todo son prisas, estadísticas, clicks y emoticonos, hasta que un día alzas la vista de la pantalla de tu móvil y observas algo que creías olvidado, un anacronismo que de repente sacude tu digital y apacible existencia.

El horror de la guerra en tu propio continente, a la vuelta de la esquina.

Los informativos lo incorporan apresuradamente en su agenda, enviando corresponsales de guerra a las zonas de conflicto, realizando despliegues junto a la frontera del país invadido para entrevistar a todo aquel que la cruza, buscando incansablemente el testimonio desgarrado o la lágrima de la niña que abra el informativo o incluso la sangre que ilustre la primera plana, y poniendo el foco en cualquier movimiento del ejercito invasor y del oprimido, que será analizado por sesudos expertos en los distintos programas especiales.

Los gobiernos se apresuran a condenar los ataques y a implementar medidas económicas en contra del país invasor, estudiando antes el efecto que pueden tener sobre sus propias economías.

El país invasor, dueño absoluto de su verdad, amenaza con represalias a todo aquel que discuta sus planes, tanto en su país como fuera, presumiendo además de su poderoso arsenal nuclear.

Mientras tanto, el resto del planeta, que ya había asimilado en su rutina habitual la convivencia con una pandemia global, incorpora además la posibilidad de una tercera guerra mundial.

¿En que momento la especie humana dejó de evolucionar? ¿En qué momento volvimos a la era de la ignorancia y del terror?

Tras los efectos provocados por el cambio climático, las pandemias y las guerras a escala mundial, cada día parece más evidente que somos la especie mas dañina que el planeta puede albergar bajo su cielo, y que el día que nos extingamos, no nos echará en falta. Ese día, el planeta se curará las heridas, suspirará aliviado, y seguirá girando sin nosotros.   

 



1 comentario:

  1. Seguramente así será Alfonso. Los humanos no aprendemos de los errores, porque además no se quiere desde donde se mueven los hilo, que así sea. Si en la asignatura de historia se contara la verdad de las atrocidades, n se repetirían tanto. De hecho, no metemos los dedos en los enchufes porque aprendemos que nos electrocutamos, pero la historia no interesa, ya que va en ello la venta de armas y hay demasiados intereses, además de que el ser humano des destructivo por naturaleza. La historia lo demuestra.
    Terrible todo!!
    Besicos muchos.

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