El soplón.
Empezó a llorar cuando lo
encerraron en el maletero del coche maniatado y con los pies metidos en un bloque
de cemento.
A Luccio le habían costado tres
años que le dieran por redimido y reintegrado en el núcleo duro, hasta que la
hija del capo se cruzó en su camino. El viejo cuarto oscuro y los puños de Vito
hicieron el resto.
Todos sabían que volvería a
cantar, aunque esta vez fuera por amor.
Te quiero.
Empezó a llorar en el momento
justo en el que aquel “pero” salió de la boca de Alberto para clavarse
directamente en su corazón.
Micro relatos enviados al concurso "Relatos en Cadena", de la SER. Frase de inicio: "Empezó a llorar"
Breves y a pares, buena combinación.
ResponderEliminarUn saludo
JM
Gracias, José Manuel. A veces se me salen las letras por las orejas y da para algo mas que un relato. Pero tranquilo, luego se me pasa...
EliminarUn saludo.