Me quedé dormido hilvanando constelaciones,
separando cuidadosamente los agujeros negros de los campos de asteroides, y
asignando a cada sistema planetario una estrella con el tamaño adecuado.
A la mañana siguiente confirmé las distancias
entre infinitos, establecí las condiciones de vida para todas las especies y
plegué mi propuesta de universo tras una convincente presentación.
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