Que todo
vuelva a ser como antes, escribe en una postal que remite cada día, desde hace
meses, a una dirección distinta, y que una vez recibida de vuelta archiva en el
lugar preciso.
Normalmente
sabe a la hora a la que llegará el cartero que atiende su calle en cada
momento, y cuantas pulsaciones realizará en el timbre de su puerta.
Pero
en días como hoy, cuando ninguno de los patrones consabidos se repite; su corazón
se permite el lujo de volver a latir con fuerza.
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