La puerta trasera.

La tarde iba llegando a su fin en aquel polígono industrial situado en las afueras de la ciudad. La auditoría había sido larga, y el responsable del laboratorio farmacéutico volvía a su despacho tras despedir al técnico de calidad.

Habían ampliado recientemente el local, habilitando los despachos de los técnicos y la dirección en la zona superior, dejando la planta baja para el laboratorio y el personal de administración.

Antonio abrió la puerta del laboratorio y comprobó que no quedaba nadie. A esas horas era lo normal. Al cerrarla, le pareció ver un destello de luz en las escaleras, como si los últimos rayos de sol de la tarde hubiesen querido mostrar a algo o alguien descendiendo.

—¿Qué era eso? — se preguntó a si mismo con cierto recelo.

—¿A qué te refieres? —contestó alguien a su alrededor.

—Es como si alguien hubiese bajado por las escaleras… pero arriba no hay nadie.

—¿Estás seguro?

—¿Cómo?... joder, no me asustes.

—Vamos, Antonio, ya tienes una edad…creo que a estas alturas ya sabes que el mundo, en este sentido, también está lejos de ser perfecto, siempre hay un doble fondo, algún resquicio o incluso una puerta trasera por la que volver a entrar.

—¿Volver a entrar?

—No todos descansan en paz, Antonio, a veces dejan asuntos pendientes, y cuando eso pasa, vagan sin descanso hasta resolverlos. Un reflejo inusual, un ligero roce, o incluso un escalofrío basta para percibirlos.

 —Pero… no entiendo. ¿Qué asuntos pendientes pueden tener aquí?

—Dímelo tú… ¿Tienes la conciencia tranquila?

—Yo, bueno…

—No te preocupes por ellos, ninguno de ellos te hará daño.

—¿Cómo lo sabes? —preguntó con voz temblorosa.

—Porque tienen claro que eres mío —le susurró con su gélido aliento antes de acompañarle al mas allá, mientras el cuerpo yacía inerte al pie de las escaleras.

Imagen de Manfred Richter en Pixabay

Micro relato enviado al concurso de las "Jornadas Góticas 2020". Tema: "Fantasmas"

Ultimátum laboral.

Si los pájaros te miran extrañados es que no estás recitando correctamente, ten en cuenta que los versos que más les inspiran son los alejandrinos. A los chimpancés les gusta el tabaco negro, pero no dejes que fumen por la noche, se ponen nerviosos y los vecinos se quejan por el ruido. Y del jefe no te preocupes, desde que murió el avestruz se pasa los días en su jaula, pero tú como si no estuviera.

—Oiga, que yo solo he venido a por cambio.

—Pues ya lo siento, pero me da que la boa constrictora te ha cogido cariño. Yo me lo pensaría…

Imagen de Pexels en Pixabay 

Micro relato enviado al concurso “Relatos En Cadena”, de la SER. Frase de inicio “Si los pájaros te miran extrañados”



Plan de separación fallido.

Se escucha ese “Pi” infinito, tan irracional, en el momento en el que la vida real y la imaginada confluyen en un mismo camino, hacia una visión transustanciada de la que, sin saberlo, siempre ha sido consciente.

Durante el viaje va soltando pedazos de vida que se difuminan al tocar el suelo, dejando atrás todo atisbo de lo que fue. Y al final del trayecto, en el último aliento de su consciencia, alguien le señala la puerta trasera, una vía de retorno habilitada para todo el que ha dejado asuntos pendientes.

Entonces le sobreviene el recuerdo de su ex mujer. Igual su plan no era tan perfecto.  


Micro relato enviado al concurso "Relatos En Cadena", de la SER. Frase de inicio: "Se escucha ese “Pi” infinito, tan irracional"



Confesiones.

Le pido que haga todo lo posible por mantener con vida a mi marido un poco más, y me siento junto a la cama a velar sus últimos instantes.

Cuando estamos solos le susurro a mi amor lo feliz que me ha hecho desde aquella tarde en la que se armó de valor para pedirme una cita, y le doy las gracias por su sonrisa eterna, por los fines de semana en el lago, por los amaneceres en la montaña… y antes de su último aliento le pido perdón por haber visto los mensajes de esa chica en su móvil, por mi mal carácter, y sobre todo, por saber hacer que algo como esto parezca un accidente.

Imagen de mohamed Hassan en Pixabay 

Micro relato enviado al concurso "Relatos En Cadena", de la SER. Frase de inicio: "Le pido que haga todo lo posible por mantener con vida a mi marido un poco más"


Los silencios del tercer raich.

Le agradezco con otra sonrisa su mentira piadosa mientras coloca los últimos ladrillos del muro en el que nos esconderemos un día más.

Los niños saben que tienen prohibido hablar mientras estamos ocultos, pero el temblor de sus frágiles cuerpos tras romperse el silencio lo dice todo.

Los ladridos suenan cada vez más cerca, como preludio de los soldados, que irrumpen vomitando un odio que se clava como agujas en nuestras almas. Entonces, mientras los perros arañan el muro, nos cogemos de las manos y cerramos los ojos, como habíamos hablado, poco antes de que que las balas comiencen a silbar.   


Micro relato enviado al concurso "Relatos En Cadena". Frase de inicio: "Le agradezco con otra sonrisa su mentira piadosa"