Le obligaron a sentarse en el
sofá junto a los zapatos de charol rojos con doble hebilla y su oso de peluche
blanco. A su lado, su padre se mecía el cabello rubio sin ocultar cierto
interés en la puerta de entrada, y el gran danés mantenía su pose elegante, aunque
relajada, en el suelo de una casa señorial de techos altos y un jardín tan
amplio como luminoso, capaz de plegarse una y otra vez hasta adecuarse al
tamaño de un suspiro hecho deseo ante un diente de león.
Micro relato enviado al concurso "Relatos en Cadena", de la SER. Frase de inicio: Le obligaron a sentarse en el sofá junto a los zapatos"
Fabuloso giro final, pura lírica.
ResponderEliminarEnhorabuena.
JM
Me alegra que te haya gustado, Juan Manuel.
EliminarUn abrazo.