Los zapatos vacíos de alguien que
no conoce agonizan en un armario de puertas olvidadas, en las que chocan palabras
que vuelan sin destino, incomprendidas, para deslizarse después por los resquicios
de la pared.
Las miradas, que no aciertan a
ver, permanecen sumergidas en los anhelos de algo que fue y nunca más será.
Todo permanece oculto en una
niebla que abarca los momentos en los que no se reconoce y los que no cree
haber vivido, hasta que surge ese maldito instante en el que todo se recoloca
brevemente, y la respuesta surge tan simple como letal.
La soledad era esto.
Micro relato enviado al concurso "Relatos en Cadena", de la SER. Frase de inicio: "Los zapatos vacios..."