El camarote de los "batas blancas"


No podía dejar de llorar por el dolor, pero por más aspavientos que hacía, ninguno de esos “batas blancas” parecía inmutarse. El que llevaba la voz cantante, con gafas y bigote poblado, señalaba mis ojos pronosticando un trastorno lagrimal provocado por una cebollitis ocular aguda, o quizá un orzuelo lluvioso.

—¡Por Dios! ¿Quieren quitarme de una vez el cuchillo de la espalda? grité indignado cuando ya no pude aguantar más.

Pero… ¿este paciente no era mudo? preguntó incrédulo el Doctor.

Igual es un efecto secundario… comentó su ayudante.

—Interesante hipótesis… —respondió el Doctor— pero… ¿de la cebollitis o del cuchillo?

—Evidentemente, Doctor… habría que hacer mas pruebas. 


Micro relato enviado al concurso "Relatos en cadena" de la SER. Frase de inicio: "No podía dejar de llorar"



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