Cuando
se prendieron las cortinas de la cocina, ya no hubo marcha atrás. El fuego se
extendió rápidamente, atravesando con avidez los resquicios de los tabiques y
los conductos de ventilación.
Cuando
la estructura entró en colapso, la casa se desplomó en un amasijo candente de
recuerdos que se desvanecerían entre cenizas, como aquellas cartas escritas en
papel perfumado que no llegó a abrir, las ordenes de alejamiento, la pistola
extraviada o el cadáver oculto entre las paredes del sótano, que ya no podría
dar su versión de los hechos.
¡Ah¡ Pero ¿El cadáver pensaba dar su versión de los hechos? Qué ocurrente Alfonso. Me gustó mucho.
ResponderEliminarMyt buen relato Alfonso. Has conseguido una buena trama.
ResponderEliminarBesicos muchos.
Ajá. Así ni los de CSI podrán descubrir al asesino. Muy bueno lo de que no podrá dar su versión de los hechos. Muy bueno, si señor.
ResponderEliminarEl cadaver era la clave de todo, Yashira. Nani, Izaskun; gracias por pasaros cada semana.
ResponderEliminarUn saludo.