Expansión urbanística.
Salió, sigilosa, a estirar las
piernas, aunque también intrigada por el silencio sepulcral que desde hace días
reinaba en el castillo.
Nada encontró a su paso, salvo
paredes enmohecidas y pilastras recubiertas de telarañas.
Poco después supo que aquel
majestuoso dragón que la custodiaba ahora malvive como actor secundario en
películas de serie B, y que el apuesto príncipe que prometió salvarla había
montado una franquicia de galletas.
La leyenda dice que aun espera en
la torre, haciendo caso omiso al enésimo aviso de desahucio.
Je,je,je,es divertido y original. Suerte con el del rifle, a mi no me estimula nadita...Un abrazo.
ResponderEliminar¿Que dices de rifles?
EliminarMadre mia, mis musas necesitan ya las vacaciones de verno...:-)
Un saludo.
Qude buena imaginación la tuya, que buen cambio de tuerca al cuento. Me ha gustado mucho.
ResponderEliminarBesicos muchos.
Me alegra que te haya gustado Nani, no era la primera idea, pero al final me pareció gracioso.
EliminarEvidentemente al jurado no...
Un saludo.
¡Cómo cambió el cuento! Ja ja ja.
ResponderEliminarDe eso se trata Edita, de darle vueltas y vueltas hasta que se maree y no parezca el mismo.
ResponderEliminarUn saludo.
¡Qué bueno y original, Alfonso! La revisión de los clásicos es un filón inagotable de ideas curiosas.
ResponderEliminarMil besos y suerte para esta semana.
Siempre tendremos cosas que aprender de los clásicos Izaskun.
EliminarGracias por la visita.
Saludos.