Reacción.
Tras un largo día de trabajo,
llega a su casa cuando la noche ya envuelve la ciudad. De nuevo se ha dejado
influenciar por ficticias obligaciones y responsabilidades ajenas asumidas como
propias.
No sabe decir no. No están
las cosas para hacerlo.
Mientras se cambia de ropa,
de fondo, la letanía de sus vecinos, de nuevo a lo suyo.
En la cocina intenta
olvidarse de todo preparando la cena, pero el incesante goteo del grifo le
devuelve a su estado de irritación. El casero le prometió que hoy mismo
quedaría arreglado. Tendrá que volver a llamarlo, o incluso intentar arreglarlo
él mismo.
Más ruido. Ahora gritan.
Decide poner la televisión y
sigue cocinando. No es su problema. Que lo arreglen ellos; que se encargue
otro.
De repente, un fuerte golpe
le sobresalta. El plato que llevaba a la mesa cae haciéndose añicos. Durante un
largo instante mira al suelo con los puños apretados, para luego quitarse el
delantal y dirigirse hacia la puerta.
En el descansillo ve a su
vecina llorando. Le sangra la nariz y tiene varios golpes en cara y brazos. La
mete rápidamente en su casa y le entrega el botiquín. Después sale de nuevo.
Allí está él, buscándola. Sus miradas se encuentran, pero esta vez, no es la
suya la que rehúye el enfrentamiento.
Jamás había plantado cara a
nada ni a nadie, pero aquella noche, decidió que todo iba a cambiar.
A veces solo hay que dar un paso para que empiece a girar la rueda, solo hay que encontrar la palanca.
ResponderEliminarAbrazos en el alambre.
Vale, que tu micro es solo ficción, pero ¿y la de situaciones desagradables o mejor dicho terroríficas que se estarán viviendo a causa de esta crisis? Seguro que muchas superan tu excelente relato, y no digo nada ya en países subdesarrollados. Un abrazo, crack.
ResponderEliminarHola, Alfonso.
ResponderEliminarNo podemos volver la espalda a los problemas de los demás. Eso de que "a mí no me corresponde" o "que se las arreglen como puedan" no puede instaurarse en nosotros...
Buen relato, gran denuncia.
Un abrazo.
Alfonso, un microrrelato con un par. No mucha, aunque cueste creerlo, haría lo que tu protagonista, pues los problemas cuando más lejos mejor.
ResponderEliminarQuiero ver una buena metáfora entre lo que sucede con nuestra sociedad y la trama del micro.
Estremecedor tu microrrelato indignado y muy bueno.
Abrazos.
Veremos si con él es tan valiente como con ella. Lo dudo está demostrado que los maltratadores son unos cobardes.
ResponderEliminarBuen micro denuncia, Alfonso.
Un abrazo.
Está bien como puyazo literario, pero me temo que resulta más esperanzador que verosímil. En cada gesto, a cada instante, seguimos mirando para otra parte, generalmente mirando para nuestra propia mezquindad.
ResponderEliminarAbrazos, siempre
Entre inquietantemente costumbrista e introspectivo nos llevas al fondo de armario de tu personaje. Un fondo crudo, lleno de hartazgo... y con un final que mira hacia un punto de inflexión que se inicia con ese rechazo a seguir girando alrededor de la indefensión aprendida.. sutil y crítico expones esos mecanismos que le han llevado a esa situación. Alfonso, muy bueno. Un abrazo.
ResponderEliminarPor desgracia Alfonso, demasiado cotidiana la situación que describes. Unas realidades que poco a poco nos minan y o le hacemos frente o nos destruyen.
ResponderEliminarMuy bien narrado, me ha gustado tu micro. Felicidades.
Besicos muchos.
La reacción es el resultado de una acción previa. ¿Cuándo vamos a prever?
ResponderEliminarUn saludo
JM
Pues menos mal que reaccionó por fin, espero que solo fuera el primer paso y la reacción se haga en cadena para todo... me gusta como has dibujado la escena en su casa, Un abrazo.
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