Micro. El último café.



La lluvia de fuego que lentamente devoraba la ciudad no fue más que el primero de los daños colaterales, dando paso a terremotos, huracanes y la plaga de langostas.

Siempre había buscado lo mejor en cualquier lugar y a cualquier precio, y por ello, al adquirir aquel artefacto infernal de refulgentes botones, consideró como menudencias los efectos secundarios advertidos por el misterioso tendero. 

Y ahora, aun sabiéndose responsable de todo, le vence su debilidad, se envuelve en el aroma, contempla ensimismado el cuerpo y se pierde esa nube blanca final. Le consuela pensar, que incluso en el fin de los días, nadie se resiste a un buen café.

16 comentarios:

  1. Hola, Alfonso.

    Hay placeres de los que no podemos prescindir aunque se vaya todo a la porra.
    Bien descrito. Me ha gustado mucho.

    Unos abrazos.

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    1. Amiga Towanda, por muchas catástrofes que nos cuenten, el día que se acabe el café, y solo ese día, podremos decir que se ha acabado el mundo :-)

      Gracias por la visita, un saludo.

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  2. Donde esté un buen café...Alfonso, me gusta mucho tu historia. Un abrazo.

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    1. Gracias Luisa por la visita y el comentario.

      Con lo modernas que son ahora las cafeteras, me pareció gracioso idear un relato apocalíptico con una de ellas.

      Me alegra que te haya gustado.

      Saludos.

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  3. Pues, al final, yo me he reído, lo que hacen algunos por un buen café. Aunque me quedo con la imagen de ese tendero misterioso que le ha vendido la cafetera del demonio. Nos leemos el D15.

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    1. Me alegra que te haya gustado Lorenzo; creo que a los cafeteros seguro que les arranca un sonrisa.

      Un saludo. Nos leemos.

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  4. Hola Alfonso...el misterioso tendero, el fin del mundo, si cambiamos el café por un cornetto y se lo damos a Simon Pegg tenemos el rato hecho con tu historia.

    Igual me estoy pasando de friky así que te dejo breve reseña para situarte por si todo esto no te suena:
    http://www.ecartelera.com/noticias/16009/claves-trilogia-cornetto-edgar-wright/

    Me has recordado esas historias de nada es lo que parece con cierto toque de divertida evasión de la realidad.

    Enhorabuena Alfonso. Mucha suerte para la semana que viene :)

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    1. Gracias por la visita Juan Antonio, y no te preocupes por tu lado friky, que aqui será bien recibido y compartido :-)

      Me tomo buena nota de la reseña para leerla con detenimiento, La verdad es que no he visto la saga.

      Un saludo amigo.

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  5. Yo también me estaba tratando de imaginar esa máquina infernal llena de botones y a George Clooney destruyendo el mundo por un Nexpresso de esos, con una sonrisa. Muy original, Alfonso. Un abrazo,.

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    1. Pues fijate Eva, yo pienso que si alguna máquina tiene que acabar con el mundo, me consolaría saber que al menos, esa máquina, hace un buen cafe :-)

      Saludos.

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  6. Lo que no haría yo a estas horas por un buen café, cómo lo entiendo, je je.

    Abrazos.

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    1. Claro Miguel; es que es un relato para los muy cafeteros que bien podría firmar el mismo Juan Valdés....:-)

      Saludos.

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  7. Jajaja y después, llovía café???
    Muy divertido y catastrófico.
    Un saludo
    Rosy

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    1. Pues no se me había ocurrido Rosy, pero no hubiese sido mal final.

      Un abrazo.

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  8. Ha descrito a la perfección el desastre que sucede dentro de mi cabeza, mientras no me he tomado mi primera taza de café. Mucha imaginación en este relato apocalíptico, me gusta.
    Saludos.

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    1. Gracias Beto, se notan los comentarios de los cafeteros...:-)

      Un saludo.

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