La lluvia de fuego que lentamente
devoraba la ciudad no fue más que el primero de los daños colaterales, dando
paso a terremotos, huracanes y la plaga de langostas.
Siempre había buscado lo mejor en
cualquier lugar y a cualquier precio, y por ello, al adquirir aquel artefacto
infernal de refulgentes botones, consideró como menudencias los efectos
secundarios advertidos por el misterioso tendero.
Y ahora, aun sabiéndose
responsable de todo, le vence su debilidad, se envuelve en el aroma, contempla
ensimismado el cuerpo y se pierde esa nube blanca final. Le consuela pensar,
que incluso en el fin de los días, nadie se resiste a un buen café.
Hola, Alfonso.
ResponderEliminarHay placeres de los que no podemos prescindir aunque se vaya todo a la porra.
Bien descrito. Me ha gustado mucho.
Unos abrazos.
Amiga Towanda, por muchas catástrofes que nos cuenten, el día que se acabe el café, y solo ese día, podremos decir que se ha acabado el mundo :-)
EliminarGracias por la visita, un saludo.
Donde esté un buen café...Alfonso, me gusta mucho tu historia. Un abrazo.
ResponderEliminarGracias Luisa por la visita y el comentario.
EliminarCon lo modernas que son ahora las cafeteras, me pareció gracioso idear un relato apocalíptico con una de ellas.
Me alegra que te haya gustado.
Saludos.
Pues, al final, yo me he reído, lo que hacen algunos por un buen café. Aunque me quedo con la imagen de ese tendero misterioso que le ha vendido la cafetera del demonio. Nos leemos el D15.
ResponderEliminarMe alegra que te haya gustado Lorenzo; creo que a los cafeteros seguro que les arranca un sonrisa.
EliminarUn saludo. Nos leemos.
Hola Alfonso...el misterioso tendero, el fin del mundo, si cambiamos el café por un cornetto y se lo damos a Simon Pegg tenemos el rato hecho con tu historia.
ResponderEliminarIgual me estoy pasando de friky así que te dejo breve reseña para situarte por si todo esto no te suena:
http://www.ecartelera.com/noticias/16009/claves-trilogia-cornetto-edgar-wright/
Me has recordado esas historias de nada es lo que parece con cierto toque de divertida evasión de la realidad.
Enhorabuena Alfonso. Mucha suerte para la semana que viene :)
Gracias por la visita Juan Antonio, y no te preocupes por tu lado friky, que aqui será bien recibido y compartido :-)
EliminarMe tomo buena nota de la reseña para leerla con detenimiento, La verdad es que no he visto la saga.
Un saludo amigo.
Yo también me estaba tratando de imaginar esa máquina infernal llena de botones y a George Clooney destruyendo el mundo por un Nexpresso de esos, con una sonrisa. Muy original, Alfonso. Un abrazo,.
ResponderEliminarPues fijate Eva, yo pienso que si alguna máquina tiene que acabar con el mundo, me consolaría saber que al menos, esa máquina, hace un buen cafe :-)
EliminarSaludos.
Lo que no haría yo a estas horas por un buen café, cómo lo entiendo, je je.
ResponderEliminarAbrazos.
Claro Miguel; es que es un relato para los muy cafeteros que bien podría firmar el mismo Juan Valdés....:-)
EliminarSaludos.
Jajaja y después, llovía café???
ResponderEliminarMuy divertido y catastrófico.
Un saludo
Rosy
Pues no se me había ocurrido Rosy, pero no hubiese sido mal final.
EliminarUn abrazo.
Ha descrito a la perfección el desastre que sucede dentro de mi cabeza, mientras no me he tomado mi primera taza de café. Mucha imaginación en este relato apocalíptico, me gusta.
ResponderEliminarSaludos.
Gracias Beto, se notan los comentarios de los cafeteros...:-)
EliminarUn saludo.