Ordenaron colocarle una venda en los ojos y llevarlo a la sala donde se
ejecutaría la sentencia. El nerviosismo del reo fue calmado con las
incontestables caricias de las correas, mientras el alguacil esperaba con
seriedad una llamada que no llegó.
Llegado el momento el fluido letal discurrió hacia la vía alojada en el
brazo, inundando su cuerpo y terminando con su vida entre apagados espasmos.
- ¿Qué te parece?
- Bien; buen trabajo.
- ¿Primera plana?
- Páginas interiores; en portada salimos con el sabotaje a la compañía
telefónica ocurrido también ayer.
- Pero es injusto.
- ¿Injusto? justicia e injusticia son caras de la misma moneda; vuelve a
lanzar si puedes.
Alfonso, un microrrelato inquietante en el que se pone de manifiesto que el periodismo es un poder mucho más importante que la justicia, o eso nos quieren hacer creer.
ResponderEliminarSuerte para la próxima semana, aunque la frase...
Abrazos.
Pues si quieren que lo creamos Nicolas desde luego lo estan consiguiendo.
EliminarLa frasecita de la semana que viene se las trae, desde luego.
Un saludo.
Uyyy!...vaya micro de ficción... o no es ficción y es realidad ficcionada???... ¿CRees que se puede compartir esa conversación mientras se ejecuta a alguien?. Vale que sí: realidad, pura realidad.
ResponderEliminarMucha suerte con el pulpito de marras... jaja.
Besos Alfonso.
Para ser exactos Laura, te diré que la conversacion transcurre despues de la ejecucion.
EliminarEl relato es ficcion, pero bien podria ser real.
Me temo que los compromisos familiares me van a impedir lidiar con el "pulpito".
Un saludo.
Mi sentido de la justicia (el de la legalidad, ni te cuento) empieza a tambalearse tanto que, si tiro una moneda, me caerá de canto. Seguro.
ResponderEliminarSalud-os
La verdad Armando es que se ven actualmente muchos casos en los que la justicia no es tan ciega como se presupone.
EliminarUn saludo.