Os dejo mi aportacion para el
concurso del mes de Febrero en el blog de “esta noche te cuento”.
Podeis ver la entrada con el
relato en el blog en el siguiente enlace:
Aún sin saber muy bien porque
sigue colgando de la pared del salón lo cierto es que su sola presencia es como
un analgésico para mi maltrecha conciencia, un espejismo, un retazo de lo que
fui y ahora no soy; y un anhelo de esperanza en la desencantada existencia por
la que deambulo.
Cuando lo veo recuerdo lo que
era, una persona con un camino bien trazado que decidí abandonar, como un barco
bien dirigido que quedo varado y se hunde sin remisión.
Movimientos autómatas me ajustan
la corbata mientras repaso la agenda del día. Despedir personas hace años que
no me produce remordimiento alguno; da igual su situación, hijos, edad. La
escarcha que desde hace tiempo rodea mi corazón hace que cualquier sentimiento
de culpa resbale y me sea indiferente; casi ni oigo sus lamentos. Supongo que
por eso soy bueno en este trabajo.
Al salir, antes de cerrar la
puerta, otro automatismo en forma de última mirada, dejando lo mejor de mí, lo
único bueno, dentro, colgando de ese retrato de lo que una vez fui y nunca más
seré.
Nunca se sabe, si se siente tristeza al mirar lo que se fue, es que no todo está perdido.
ResponderEliminarPerra vida.
Cierto Ana, de eso trata el relato, de ese retrato que se mantiene colgado como la esperanza de un cambio que no llega.
ResponderEliminarUn saludo.
¡Buen trabajo, Alfonso!
ResponderEliminarUna pieza que transita por el lado amargo de la vida del protagonista; no ya el de la insatisfacción, sino el de defraudarse a sí mismo.
Un abrazo,
Gracias por el comentario Pedro, en cierto modo el relato trata de mostrar eso, la intrascendente vida de un alma desdichada.
ResponderEliminarUn saludo.