Estimada María.
El tiempo pasa y ya son seis
meses los que llevo separado de vosotros intentando adaptarme a mi nueva vida
en este país.
No ha sido fácil pero poco a poco
voy adaptándome, y la situación laboral creo que me permitirá en breve poder
visitarlos y quién sabe si en un año o poco mas estar todos juntos de nuevo.
Aquí ahora es Navidad, y aunque
nosotros no solemos celebrarla allí, tengo que reconocer que me ha sorprendido
el cambio en el comportamiento de la gente, a la que veo en este periodo más
amable, predispuesta a ayudar, y con un brillo
especial en sus ojos.
Las calles están vestidas de luces de colores y
mercadillos, y los centros comerciales atestados de gente comprando comida y
regalos propios en estas fechas. Es fácil contagiarse de la alegría y dejarse
llevar, y eso hace que, aunque la distancia y vuestra ausencia se hagan notar,
sienta algo de consuelo al ver sus caras.
Dale un abrazo a los niños de mi
parte, y toma otro para ti. Nos vemos pronto.
El borrón producido por la lágrima
de la doctora al caer en la tinta impidió a esta seguir leyendo.
- No deberías hacer eso – le dijo
el policía entrando en la sala.
- Lo sé - respondió ella secándose las lagrimas
mientras dejaba la postal con el resto de pertenencias – supongo que no puedo
evitarlo.
- ¿Causa de la muerte?
- Politraumatismos severos – respondió
la doctora – los golpes le fracturaron las dos rodillas y el cráneo. Murió en
el acto.
- Entiendo – dijo el policía – al
parecer el conductor se dio a la fuga tras el atropello. De momento no hay
rastro de él.
- ¿No te cansas de esto? –
pregunto la forense.
- Solo intento que no me afecte.
- ¿Cómo? – pregunto de nuevo
buscando algo a lo que agarrarse.
- Pues en estas fechas – respondió
el policía - saliendo a la calle,
intentando ser más amable, ayudando en lo que puedo y manteniendo ese brillo
particular en los ojos.
- ¿También la habías leído? –
pregunto la forense de nuevo con lagrimas en los ojos.
- Ya ves – respondió abrazándola –
tampoco he podido evitarlo.
Lo que más me gusta de este micro, Alfonso, es que es honesto; no nos engaña en ningún momento. Esta es una pieza que se engancha a los sentimientos del lector y ahí se queda, arañando el corazón.
ResponderEliminarSi escribir es hacer sentir, te diré que a mí me has emocionado.
Un abrazo.
Gracias por tu comentario Pedro. A veces, de eso se trata.
ResponderEliminarUn saludo.