Micro. La fama cuesta.


A la cola, como todo el mundo; en el sempiterno bucle que comenzaba la noche anterior, aderezada con alcohol, un desafío absurdo y mi persistente imposibilidad a decirles no.

Pero con el atuendo adecuado y mezclado entre el publico sabía que esta vez llegaría mi redención.

La hora del concierto llegaba, como mi victoria, pero un sospechoso aumento de intensidad del aire acondicionado me dejó sin peluca ni bigote, y con todo el mundo mirándome, descubierto. 

Pude imaginar de nuevo sus hilarantes caras mientras el abrazo de la fama me engullía, un daño colateral al que no acabo de acostumbrarme. 

4 comentarios:

  1. Casi me atrevo a decir que este es un micro que requiere una relectura inmediata para disfrutarlo en toda su intensidad, Alfonso, pero temo que igual sólo me pase a mí.

    Una pieza que exuda humor en todo su recorrido. Un humor agrio, sin duda, pero humor del bueno.

    Abrazos,

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    1. Vaya, gracias por tu comentario Pedro; la idea era darle un toque irónico al relato sin revelar hasta el final el "contenido" real.

      Un saludo amigo.

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