Micro. La carnicera.




El maquillaje no alcanzaba a disimular las marcas, pero a estas alturas le daba igual, ya no pensaba en eso, había pasado. 


- ¿Cuánto le pongo Señora Manuela?


- Medio kilo querida – respondió la anciana. Es una pena que tu marido se fuera; aunque es cierto que en pocos dias has conseguido que cada vez se note menos su ausencia. 


- Gracias Señora Manuela- respondio ella mientras observaba absorta el filo del chuchillo deslizandose con fuerza entre la carne. Manolo siempre fue muy atento con sus clientes, y a su manera siempre me insistio para que cogiera el cuchillo, hasta que al final lo consiguió. 

6 comentarios:

  1. ¡Excelente micro, Alfonso!

    Una pieza en la que su punto máximo de fuerza radica en lo elidido, en aquello que el autor ha decidido soterrar bajo el texto.

    Brillante.

    P.D.: He intentado contactar contigo por email, pero -como no tengo ni idea del Google+- no he sido capaz de localizarlo. Si puedes, remíteme un correo a sancheznegreira@gmail.com. Quería hacerte llegar un comntario.

    Un abrazo,

    ResponderEliminar
  2. Gracias por tú comentario Pedro. Con esto de los micro relatos, a veces busco probar cosas, aunque no siempre salen, pero bueno.

    Ya te he enviado el correo.

    Un saludo.

    ResponderEliminar
  3. pobre Manolo, mucho me temo que ha servido para hacerlo chorizos.

    Un saludo.

    ResponderEliminar
  4. Ana, seguramente Manolo se lo tendría merecido.

    Un saludo y gracias por la visita. Vuelve cuando quieras, estas en tu casa.

    ResponderEliminar
  5. Me encanta la sutileza de la carnicera.

    ResponderEliminar
  6. La sutileza es una gran virtud Kassio, y en este caso aún más.

    Un saludo.

    ResponderEliminar