Trabajo sucio.

Llevaba dos horas apostado en la azotea esperando para realizar su encargo. Sus instrucciones eran esperar a que saliera por la parte trasera del restaurante, por lo que su posición era la idónea para no levantar sospechas y poder irse sin problemas tras realizar el trabajo.
No tendría otra oportunidad por lo que su concentración era máxima. Su mirada, puesta en el visor, escudriñaba la puerta trasera de ese restaurante en busca de su víctima. Movió varias veces el dedo índice entumecido por la tensa espera, cuando a través del visor vio como la puerta se abría.
Su corazón se aceleró, se tensaron sus músculos y su visión se agudizo aun más si cabe a través del visor.  Su objetivo abandonaba el restaurante.
Sin apenas dilación su dedo índice ejecuto el movimiento definitivo y los acontecimientos se precipitaron; el encargo estaba ejecutado.
No estaba orgulloso de su trabajo, pero al menos la foto fue al día siguiente portada de la revista. 

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